- Opinión.
Si es usted
un ciudadano normal y corriente, que lee los periódicos, ve las noticias o
escucha la radio, estará al tanto de la cantidad de escándalos de corrupción
que azotan España y el dato numérico del daño que hacen.
Sin
embargo, la realidad es que la corrupción daña mil veces más que las cifras,
hunde mil veces más que los datos y es más peligrosa que lo que puede parecer
según los euros.
Y es que,
genera miedo, rechazo e incluso odio hacia el gremio que ha de tomar las
decisiones con las cuales un país sale adelante o se hunde. ¿Si no podemos
confiar en los que nos prometen protección, trabajo y sacrificio, en quién
podremos hacerlo?
Si nuestros
políticos, formados en nuestros colegios, educados por nuestros ciudadanos
saquean, hurtan y se apropian del dinero de todos los españoles, ¿en quién
podremos confiar?
El problema
real de la corrupción, no reside en los gráficos, sino en la mentalidad que,
parece, se está inculcando en España.
La
corrupción, por tanto, no es un problema económico, es un problema social y
moral.
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