- La película, mitad fábula y mitada cuento de hadas es un valor seguro para el entretenimiento.
- Con un buen juego del tiempo, presenta un dilema entre el salvajismo y la modernidad.
Cuando entras al cine a ver Los juegos del hambre te esperas otra película de acción, en las que el esquema de los cuentos de hadas que todos nos sabemos va a estar presente en todo momento.
Con un argumento medio de fábula, medio de historia clásica, propone constantemente un diloema para el espectador, que nunca está seguro si lo que piensa va a suceder o todo va a dar un vuelco.
Así, distrito a distrito, veinticuatro valientes pelean por la supremacía de los juegos, que siempre marcan a los ganadores, como al mentor de los protagonistas, dos jóvenes que se ven obligados a hacer virguerías para que los patrocinadores, que, al fin y al cabo, deciden al ganador no estén en su contra.
Frente a ellos hay un grupo de guerreros orgullosos por representar a su zona geográfica en esa batalla sangrienta, todos fuertes y aliados para logara aguantar hasta el final.
Aunque el largometraje también incluye escenas macabras, fuertes y de mucha sangre o algún que otro susto que pueden hacer pasar un rato incómodo a quién no esté acostumbrado.
Los controles por ordenador del escenario y de los componentes del bosque son, probablemente lo que más te hace pensar, ya que te das cuenta de que los pesonajes son como marionetas a lo largo del argumento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario