jueves, 12 de diciembre de 2013

Adiós al capitán del alma


  • Fallece el expresidente sudafricano Nelson Mandela.
Como un junco cuando aguanta la tormenta, como un haz de luz penetrando en una habitación, posiblemente jaula, a oscuras, como una brisa de aire fresco cuando hay cuarenta grados, y puede que no haya viento, Mandela llevaba a sus espaldas cargamentos de esperanza a toneladas.

Como el olentzero en el País Vasco, los Reyes Magos o Papá Noel, Nelson Mandela hacía soñar a pequeños y mayores con tiempos eternos de paz, justicia o cualquier derecho que reivindicaran las razas más castigadas por un sistema totalitario.

27 años tardó en fraguarse un alma inconquistable, como reza el poema de Henley que se repitió una y otra vez en un habitáculo de un metro cuadrado, tratando de limpiar un alma que había ensuciado usando la violencia, rebajándose al nivel de la gente contra la que él peleaba.

En Soweto, barrio donde creció, se mantiene todavía su casa, su pequeña y humilde casa, sin nada especial, al lado de otras cientas, con el mismo tejado, mismas paredes, pero un carácter indomable dentro, una bestia del bien que estaba por llegar y cambiar el mundo.

Después de media vida en la cárcel, picando en una cantera, el mundo se volcó con la causa, Mandela con la igualdad y los derechos humanos, y salió para no volver -ni hacer volver-, nunca jamás a ese lugar que, paradójicamente, tanto cambió su vida.

Pero, como todo, eso se quedó en el pasado y Nelson se presentó a las elecciones con un programa de unión, que no concebía la violencia como medio ni la venganza como justicia, bajo el respaldo de un país que dejaba poco a poco de estar dividido.

Dicho y hecho. Mandela asumió poco tiempo después la presidencia del país, y tomó algunas de las medidas más acertadas que ha tomado un político jamás. El resto de la historia ya es conocida, pero nos queda la enseñanza de alguien que durante 27 años se repitió segundo a segundo que, pasara lo que pasara en el exterior, él era el amo de su destino. El capitán de su alma.

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