- El Zaragoza vence por 0-2 al Espanyol, al que le pudo la presión de la Champions.
- Con este triunfo, se sitúan a ocho puntos de la salvación.
Dicen
que cuando los animales están acorralados, condenados a la muerte,
atacan, se defienden con uñas y dientes y, quien sabe, si consiguen
salvarse.
Este
domingo, a las doce de la mañana, el Esapñyol tenía la oportunidad de
clasificarse para la Champions ante su público, en su estadio. Mientras
tanto, el Real Zaragoza, un equipo histórico, podía hundirse aún más en
el drama que están viviendo desde el principio de la temporada. Con una
derrota, los maños podían situarse a diez puntos, una distancia
insalvable, tanto deportiva como anímicamente.
Tenindo
en cuenta la situación de los visitantes y las declaraciones de su
entrenador, Manolo Jiménez, alegando que no tenía apoyos, todo hacía
pensar que de nuevo, los pericos iban a vencer en su estadio. El
encuentro comenzó con los catalanes como claro dominador, apoyados en un
Coutinho espectacular, que le da
lo que necesitaban los locales, la creación y la potencia de un joven
brasileño. Pero cuando no era él, Romaric comandaba los blanquiazules,
con su fuerza y calidad, y con una capacidad de liderazgo que no se
disfrutaba en Barcelona desde Dani Jarque.
Así,
la primera parte se terminó en el área de Roberto, un portero magistral
que, junto con Toño y Andrés Fernández nos demuestra partido a partido
lo sana que está la posición de guardameta en nuestra liga. El
zaragozista voló de palo a palo una y otra vez para que los locales no
se fueran al vestuario por delante.
En la reanudación, llegó el 0-1. Un córner botado por los maños, lo remató Da Silva para adelantar a su equipo, solo en el segundo palo. Un error garrafal de la zaga local supuso el final del partido y la pérdida de una oportunidad única para clasificarse a la Champions.
Más tarde, Roberto y el larguero salvaron el empate para los zragozistas. Primero fue el travesaño, tras un zapatazo de Coutinho, a pase de Weiss. Un minuto después, fue el meta visitante el que paró una chilena de Verdú con el pie.
Ahí fue cuando la defensa aragonesa dejó de tener dificultades, ya que se empezó a gustar y fue Casilla el que salvó el empate en dos ocasiones. En una, tras un centro de Luis García y remate de Lanzaro, en el punto de penal y en otra tras un disparo de Lafita.
Y, como quien la sigue la consigue, el Real Zaragoza se acabó llevando la victoria. Fue cuando Lafita sufió la falta de Weiss y Rubén Micael -el mejor de la segunda parte- habilitó a Juan Carlos, que con un regate sublime al portero, puso en 0-2 a puerta vacía. Final del partido.
Quien sabe si, gracias a este triunfo, los zaragozanos recuperarán la confianza perdida, si se habrán dado cuenta de que son buenos y perfectamente capaces. La Romareda hablará, pero lo cierto, lo que ya hemos comprobado, es que los animales acorralados siempre muerden y, probablemete, el león del escudo le faltan muchos bocados en primera.
En la reanudación, llegó el 0-1. Un córner botado por los maños, lo remató Da Silva para adelantar a su equipo, solo en el segundo palo. Un error garrafal de la zaga local supuso el final del partido y la pérdida de una oportunidad única para clasificarse a la Champions.
Más tarde, Roberto y el larguero salvaron el empate para los zragozistas. Primero fue el travesaño, tras un zapatazo de Coutinho, a pase de Weiss. Un minuto después, fue el meta visitante el que paró una chilena de Verdú con el pie.
Ahí fue cuando la defensa aragonesa dejó de tener dificultades, ya que se empezó a gustar y fue Casilla el que salvó el empate en dos ocasiones. En una, tras un centro de Luis García y remate de Lanzaro, en el punto de penal y en otra tras un disparo de Lafita.
Y, como quien la sigue la consigue, el Real Zaragoza se acabó llevando la victoria. Fue cuando Lafita sufió la falta de Weiss y Rubén Micael -el mejor de la segunda parte- habilitó a Juan Carlos, que con un regate sublime al portero, puso en 0-2 a puerta vacía. Final del partido.
Quien sabe si, gracias a este triunfo, los zaragozanos recuperarán la confianza perdida, si se habrán dado cuenta de que son buenos y perfectamente capaces. La Romareda hablará, pero lo cierto, lo que ya hemos comprobado, es que los animales acorralados siempre muerden y, probablemete, el león del escudo le faltan muchos bocados en primera.
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