miércoles, 19 de octubre de 2011

El Villareal pierde sus valores en Manchester



  • El equipo de Garrido no fue fiel a su estilo, el del buen fútbol y renunció a él para buscar unos beneficios.
  • Agüero, volvió a ser determinante en la victoria “Citizen”.

El Villareal siempre se caracterizó por su buen juego, por salir con el balón jugado y conservarlo hasta el momento del gol, por ser el espejo del Barça y el único equipo capaz de no renunciar a ese juego ni contra los grandes. Esos valores eran un lujo, daba gusto ver a un equipo que manejaba el fútbol en el centro del campo y en la delantera. Ayer se vio a un equipo que se encerraba atrás, con miedo ante un rival peligroso, pero no invencible y menos para el Villareal. La clasificación a los octavos de final ya es un sueño para los de Garrido que ni siquiera en Liga levantan la cabeza (solo han sumado 7 puntos en 9 jornadas) y el objetivo principal es quedar terceros en el grupo y tener así derecho a jugar la UEFA Europa League.
Nada más empezar el partido, una contra de los castellonenses acabó en un disparo de Rossi buscando la red que se topó con el gran portero Joe Hart, que está marcando una época bajo palos. El rechace le cayó a Cani que batió por bajo al inglés. Eso fue, junto con un disparo lejano del flamante fichaje estival, De Guzmán, todo lo que vimos del submarino amarillo. El City comenzó a jugar. Yaya Touré se asoció con el lateral serbio Kolarov que es, con permiso de Alves, Maicon y Ramos, el mejor del mundo. Fue él precisamente quien fabricó la primera ocasión blue con un disparo desde fuera del área. Más tarde conectó con el ex del Barça, centró hacia Edin Dzecko, que no llegó al balón porque antes Marchena ya se había encargado de empujarlo hacia el fondo de las mallas. El conjunto de Mancini, que ya ha logrado destruir todos los egos internos y transformar esa calidad individual en colectiva rozó el segundo con sendos disparos de Nasri y Barry, que había entrado por Johnson en el minuto 38. A principios de la segunda mitad, el combinado español, con Mario en el 11 en una declaración de intenciones de Garrido, que dejó claro que le valía el empate, tiró a puerta. El partido terminaba y los celestes perdían dos puntos, pero entró Agüero, ese jugador que decide partidos, que regatea a quien sea, que es escurridizo como un ratón y letal cuando se queda solo. Un remate a placer del argentino en el minuto 93 condenaba a los españoles a la eliminación (pese a que ganen los tres próximos partidos, muy improbable, pues juegan contra el Bayern y Nápoles), un castigo merecido, por renunciar a los valores y, quien sabe lo que habría pasado si en vez de encerrarse al adelantarse en el marcador hubieran buscado el segundo, como hubieran hecho el año pasado.
Agüero ayer volvió a demostrarnos que nada es imposible para él; el exatlético  que abandonó el Manzanares por la puerta de atrás sigue triunfando en su nuevo destino mientras el Villareal no levanta cabeza desde que Cazorla firmó por el Málaga. Poco tiempo le queda ya al entrenador amarillo, porque los aficionados se impacientan y el tiempo apremia. El futuro pinta mal para un submarino que está ya fuera de rumbo.

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