domingo, 20 de mayo de 2012

Cech salva la inversión de Di Matteo

  • El Chelsea, con un sistema ultradefensivo, se proclama campeón de Europa tras vencer por 4-3 en los penaltis.
  • Su portero, Cech, fue decisivo durante todo el encuentro.
Di Matteo es un brocker, siempre a la espera, lanzándose como un loco a comprar ofertas en un mundo en crisis. Pero como buen brocker, Di Matteo no llama la atención, siempre espera agazapado, los riesgos que toman los demás para conseguir su objetivo.

Muchos hablan de que su sistema es el del antifútbol, pero ya le gustaría a muchos equipos ser como el Chelsea, sin cometer un error en 120 minutos, o 180 si de una eliminatoria se trata, y con un ambiente en el vestuario de amistad absoluta.

Anoche tocaba sufrir, tocaba aguantar envestidas bávaras, tocaba renunciar al balón y a la iniciativa. El Bayern, por el contrario, hacía lo que todos los equipos que se han enfrentado al Chelsea con este método; mover el balón, sin prisas, con la esperanza de que entre algún balón.

Y tan encerrados jugaron los ingleses que la primera ocasión de la final se produjo a los veinte minutos, cuando Cech y el larguero frenaron un disparo de Arjen Robben, frustrado ayer. 

Entre David Luiz y Ashley Cole los blues eran felices, sin una complicación atrás, y con los niveles de sufrimiento estables. Ellos sabían que llegar al descanso sin goles suponía hacer bien la mitad del trabajo, y fueron a por ello.

En los últimos minutos, las jugadas se alocaron, y Müller remató desviado tras una jugada colectiva. Sólo un minuto más tarde llegó la única jugada de toque inglesa en todo el partido. Los que con Villas-Boas eran buscados y están relegados a un papel secundario ahora, de juego a la contra, combinaron, Mata, Drogba y Kalou, que estrelló en Neuer su disparo.

Aunque la mejor ocasión llegó en el treinta y ocho, cuando entre Ribery y Robben le sirvieron un balón franco a Mario Gómez, desviado por David Luiz.

Las caras de los aficionados londinenses fueron de alivio cuando Proença, que estuvo espectacular anoche, pitó.

En la segunda mitad no cambió, nada, el Bayern eléctrico en su juego, pero sin gol, y el Chelsea, serio y trabajado. Ashley Cole robó un balón fundamental nada más comenzar, pero tuvieron que pasar treinta minutos para volver a ver un acercamiento.

Cómo no, la protagonizaron los locales que, en manos de Müller, fallaron de nuevo. Y cuando el fantasma de la prórroga se alzaba sobre el Allianz Arena, fue el mismo que antes había fallado el que abrió el marcador, con una internada imprevisible y un remate en el que Cech pecó de incrédulo y se le metió tras chocar en el larguero.


El técnico del Chelsea apostó por Fernando Torres, y a cinco minutos para el final, un centro mágico de Mata fue rematado por Drogba para lograr empatar un partido. Cosa rara el fútbol. ¿Cómo puede pasar un equipo de no aportar nada, de un planteamiento defensivo a lanzarse al ataque y encontrar el gol?

Ayer lo hicieron los visitantes, que les salió todo bien. Llegaba la prórroga, ese momento de transición hacia los penaltis que se puede convertir el la desdicha para un equipo o para otro. Y estuvo cerca de serlo para el Chelsea, ya que Didier Drogba cometió un error infantil al ponerle la zancadilla a Robben.

El holandés -que reprodujo el fallo de Riquelme frente al Arsenal en las semifinales de 2006- se topó de nuevo con Cech en el aperitivo de lo que iba a ocurrir en la tanda de penaltis.

 Pero antes de llegar a eso, los blues vieron cómo Olic no llegó por poco a marcar en lo que podía ser un pase o un tiro, y cómo de nuevo David Luiz les sacó de un apuro al despejar un balón muerto en dirección a la portería, vacía en ese momento.

Los ingleses firmaban la tanda fatídica y sólo Fernando Torres tenía fuerza para arrastrar rivales, pegar a puerta o ir al ataque, y sin ayuda era imposible.
Llegó el juez más injusto para algunos, el más emocionante para otros y el más odiadio por los hinchas de los protagonistas.
Allí volvió a aparecer el meta checo, que frenó dos disparon decisivos, hasta que la gloria estaba en manos de Drogba. No iba a fallar el costamarfileño. El Chelsea era campeón, Abramovich respiraba tranquilo y los jugadores festejaban mientras el espectro del maracanazo sacaba las lágrimas a los alemanes.

Di Matteo es un brocker, al que, de momento, siempre le sale bien la inversión, aunque a veces tenga que aparecer un héroe checo para salvarla.

Chelsea: Cech, Cole, Cahill, D.Luiz, Bosingwa, Obi Mikel, Lampard, Kalou (Torres M.83), Mata, Bertrand (Malouda M.72) y Drogba.
Bayern: Neuer, Lahm, Tymoshcuk, Boateng, Contento, Schwensteiger, Kroos, Robben, Muller (Van Buyten M.86), Ribery (Olic M.96) y Mario Gómez.
Goles: 1-0, Müller, minuto 86, de cabeza. 1-1, Drogba, minuto 88, en un córner.
Penaltis. 1-0 Lahm, 1-0 Mata, 2-0 M.Gómez, 2-1 David Luiz, 3-1 Neuer, 3-2 Lampard, 3-2 Olic, 3-3 A.Cole, 3-3 Schwensteiger, 3-4 Drogba.



 

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