sábado, 12 de mayo de 2012

Falcao pone al Atlético en el séptimo cielo

  • El Atlético de Madrid, campeón de la Europa League tras vencer por 3-0 al Athletic Club.
  • Los rojiblancos se impusieron gracias a su claridad de ideas.
Falcao no es un delantero común, de esos que se limitan a meter goles y a dar pases a los extremos para generar juego, pero que luego no bajan a defender o no ayudan en el medio. Falcao es un delantero único, como pocos hay en el mundo, capaz de cambiar la mentalidad de todos los que hay a su lado con un metro, una chispa.

Es un delantero con clase, que hace con la pelota lo que quiere mientras sus rivales observan atónitos cada movimiento o cada remate. El pasado miércoles le tocó sufrir su ira al Athletic de Bielsa, un equipo que venía con ganas de llevarse el título y poner el broche a una temporada espectacular, pero que no contaron con el tigre.
 
El colombiano, como si de un pistolero del antiguo oeste se tratara descorchó a gusto su propia botella con una genialidad de esas que se perdieron en el Calderón con la marcha de Torres. Un recorte rápido y un disparo con rosca que se cuela por la escuadra mientras Amorebieta e Iraizoz se miran, sin poder echarse culpas el uno al otro, sin que les salieran las palabras.

Después el Athletic consiguió la pelota, lo que era para muchos una inyección de esperanza; el problema era que no sabían que hacer con ella, tan sólo se limitaban a moverla de lado a lado, esperando encontrar un espacio que la zaga rival no dejó.

Ahí empezaron los problemas, cuando los de Simeone encontraron la solución, abrir el campo con contras muy directas, como la que propició el córner de la segunda maravilla. Arda Turan roba un balón cerca de la frontal, se hace un hueco en la banda y cede para Falcao que, lejos de amilanarse, recorta delante de dos centrales, estando él de espaldas y bate a Gorka. 

Se hizo la locura en el fondo de los madrileños, donde ya veían al alcance de su mano la segunda Europa League de la historia, mientras los vascos dejaban escapar algunas lágrimas y rezos, esperando cualquier ayuda para recortar diferencias.

En la segunda mitad, los de Marcelo Bielsa salieron con todo. El entrenador hizo dos cambios y dio entrada a Ibai Gómez e Íñigo Pérez. Aunque el segundo estuvo desaparecido, Ibai encontró su juego y a punto estuvo de batir a Courtois, que hizo el mejor partido de la temporada por dos ocasiones.

La frustración absoluta para los que iban con la segunda equipación llegó en un remate de Susaeta a un metro de la portería, repelido por el belga. Ahí murió el Athletic, que naufragó los sueños de gabarra pese a su empeño.

Pero la fiesta capitalina no había terminado. Aún faltaba Diego, que degustó el postre de la final tras sentar a la defensa y batir al meta por el palo largo.
 
El partido terminó y las celebraciones, marcadas por el respeto absoluto comenzaron. El campeón hizo el pasillo al finalista, que veía tan nítida la copa desde el partido de Old Trafford que no supo ganarla.

El Atleti, por el contrario disfrutó de esos momentos en el céspded, delante de su hinchada como nunca lo había hecho esta temporada.

No se sabe que pasará con Falcao la temporada que viene, ya que habrá que hacer esfuerzos para que cumpla sus cuatro años de contrato, pero lo cierto es que ya tiene su nombre grabado en la historia del Atleti, gracias a colocarle en la gloria más absoluta, en el séptimo cielo.


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