domingo, 27 de mayo de 2012

Y reinó el fútbol...

  • El Barcelona gana la Copa del Rey tras vencer al Athletic por 3-0.
  • Impulsados por la línea de medio centro y Pedro, desactivaron la defensa bilbaína.
El ambiente estaba caldeado, en los aledaños del Calderón se hablaba de la posible pitada al himno y no del espectáculo que se iba a ver en el césped. Nadie quiso callarse, ni desde Madrid desde Barcelona o Bilbao se cortaron a la hora de dar su opinión.

Sin embargo, en la hora de la verdad el protagonista fue el balón y no la bandera, fue la grada por su forma de animar y no de protestar. Es cierto que hubo pitada, unos silbidos ensordecedores que durante veintisiete segundos alargaron la cara del príncipe, pero eso fue todo. El fútbol bajó los humos del ambiente.

Dos cubregradas daban color al Vicente Calderón, dos mosaicos de los que salen a pasear en las grandes noches. En el fondo sur, un Força Barça encabezado por el escudo blaugrana impulsaba a los suyos, mientras que treinta y cinco mil cartulinas rojiblancas decoraban el sector norte.

En lo deportivo, el Barcelona salió con todo, concienciados de que el mejor entrenador de la historia no se podía ir sin ser campeón una vez más, sin hacer las delicias del mundo en su última noche.

Así, en la primera jugada del partido, Messi disparó demasiado ajustado al palo, en la segunda, Aurtenexe salvó bajo palos y, tal y como dice el refrán callejero, a la tercera fue la vencida.

En el rechace de un saque de esquina, el canario se dio la vuelta y venció a Gorka, abatido y con cara de circunstancias al sacar el balón de las redes. 
Después de esa ocasión, los ánimos culés no bajaron.

De nuevo Messi, liderando la frontal con su magia, se topó con la estirada de Gorka. Sin embargo, cuatro minutos después, no falló. Recibió un pase milimétrico de Iniesta para poner tierra de por medio en el marcador con un disparo alto.
 

Cinco minutos después, Pedro, máximo representante del buen juego catalá, remató un pase de Messi para sentenciar la final y el año del Athletic, que no ha visto recompensado su trabajo en las competiciones que ha jugado.

Fue entonces cuando reaccionó el equipo de Bielsa, de forma inútil ya que la defensa liderada por Mascherano no dio opciones a la delantera vasca. Y cuando ni el argentino ni Piqué llegaban,aparecía Pinto, mucho mejor portero que lo que dicen los críticos.

Salvó en una ocasión ante Susaeta con una estirada y, en el último compás de la primera parte, los leones protestaron un penalti no pitado de Piqué sobre Llorente, claro tras ver la repetición.
 
Un centro-chut de Muniaín salvado por el ex céltico fue lo último antes de que los jugadores abandonasen temporalmente el campo. Tras la reanudación, Bielsa volvió al 9 de mayo, haciendo los mismos cambios que en Bucarest, introdujendo a Íñigo Pérez y a Ibai Gómez, sin éxito de cara al gol.

El Barça entonces se lo pasó bien, hizo un rondo con su rival y esperó a que el árbitro pitase para lanzarse al campo a celebrar una nueva copa. El Athletic, por su parte, buscó el gol de la honra, pero ni eso se podía lograr con un Barcelona así.
 
Cuando llegó el final, las lágrimas rabiosas se apoderaron del Athletic, mientras que los catalanes volvieron a casa al grito de "Guardiola, Guardiola".

Lo que quedó claro fue que, pase lo que pase, siempre reinará el fútbol, que el deporte siempre es estético, independientemente de los aficionados o de los políticos.


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